MIAMI, Fla. – Han pasado 45 años desde que el infame asesino en serie Ted Bundy fue juzgado en Miami por los asesinatos de dos estudiantes universitarias de la Universidad Estatal de Florida.
Bundy mató a más de 30 mujeres y solo unas pocas sobrevivieron a sus ataques.
La especialista en crímenes de Local 10, Bridget Matter, se sentó con una sobreviviente, Kathy Rubin Kleiner.
En 1978, Kleiner tenía 20 años y era estudiante de primer año en la FSU. Estudiaba diseño de interiores y era miembro de la hermandad Chi Omega.
“Todo iba muy bien, mi compañera de cuarto y yo nos llevábamos muy bien y luego llegó enero de 1978″, dijo.
La noche del 14 de enero, Kleiner se fue a dormir después de salir con amigos, y en las horas que siguieron, sus dos compañeras de hermandad, Lisa Levy y Margaret Bowman, fueron asesinadas mientras dormían.
“Él caminó hasta la siguiente habitación, que era la mía, la habitación número ocho”, dijo Kleiner.
El asesino caminaría por el pasillo y atacaría a Kathy y a su compañera de cuarto.
“Pude ver a alguien de pie allí, no podía distinguir su rostro, no podía ver quién era, pero mientras estaba de pie allí, levantó el brazo por encima de su cabeza y tenía el tronco y lo golpeó tan fuerte que me rompió la mandíbula en tres partes y me destrozó el mentón”, dijo Kleiner.
El atacante era Ted Bundy.
Kleiner dijo que ella y su compañera de cuarto se salvaron cuando Bundy se asustó porque alguien llegó al lugar.
Bundy asesinó al menos a 30 mujeres en siete estados, y Kleiner es solo una de las pocas sobrevivientes.
Ella testificaría en el juicio en Miami contra Bundy sobre esa noche.
Luego, en 1989, Bundy sería ejecutado en una prisión estatal de Florida tras varias condenas.
Kleiner vio la cobertura de la ejecución por televisión. Fue un momento crucial en su proceso de sanación.
Nunca regresó a la universidad para terminar su carrera. En su lugar, se casó y se convirtió en madre. A los 32 años, la tragedia volvió a tocar su puerta al encontrar un bulto y recibir un diagnóstico que le cambió la vida.
“Tener cáncer de mama después de todo lo que había pasado no parece justo, pero no iba a detenerme”, dijo.
Hoy, vive una vida tranquila en North Fort Myers con su esposo.
Escribió un libro, “Una luz en la oscuridad: Sobreviviendo más que a Ted Bundy”.
Escribió no solo sobre sobrevivir a Bundy, sino también al cáncer de mama y sobre las mujeres que Bundy mató.
“Estaba viviendo en mi propio infierno, un día era víctima y al siguiente día era una sobreviviente”, dijo.