BOGOTÁ – La reforma laboral impulsada por el gobierno del izquierdista Gustavo Petro en Colombia fracasó el martes por segunda vez en el Congreso, pese al rechazo de miles de manifestantes que defendieron durante la jornada la iniciativa a las afueras del edificio.
El hundimiento de la reforma laboral era inminente, luego de que ocho senadores de tendencia conservadora apoyaran la solicitud de archivarla, constituyendo mayoría en una comisión conformada por 14 legisladores. En respuesta, los sindicatos y el presidente convocaron a los manifestantes para pronunciarse a favor de las reformas.
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“Vamos a seguir en las calles, vamos a apoyar la consulta y al presidente. No nos vamos a rendir”, aseguró a The Associated Press Jhonatan Delgado, un trabajador de una farmacia que se mantenía en la Plaza de Bolívar tras la decisión del Congreso.
Horas antes, Petro se sumó a los miles de manifestantes para instarlos a “revelarse” con un doble propósito: demostrar que sus propuestas tienen apoyo popular e iniciar la campaña para que los ciudadanos participen en una consulta con el fin de decidir sobre ellas.
Para el gobierno la decisión del Congreso, en contra o a favor de la reforma laboral, ya no incidiría en la decisión de convocar a una consulta popular para que los ciudadanos se pronuncien en las urnas. “Ya el presidente de la república con sus ministros tomaron la decisión de una consulta popular y la consulta va sí o sí”, aseguró el martes a la prensa el ministro del Interior, Armando Benedett.
Aún así, Petro retó al Congreso a decidir si “consideran a su pueblo el verdadero comandante que da las órdenes o lo traicionan... Primero se va la clase política del Congreso que acallar al pueblo”, señaló el mandatario entre vítores de los manifestantes en la icónica Plaza de Bolívar de Bogotá. “Hay que sacarlos de ahí, porque no nos sirven”.
Para el mandatario, el verdadero castigo contra los congresistas que se han opuesto a sus reformas sería que no fueran reelegidos en las elecciones legislativas de 2026.
Pero justamente ese cálculo electoral pesaba para los congresistas, que no habían cedido a protestas en el pasado, según Yann Basset, profesor de ciencia política de la Universidad del Rosario.
“Los congresistas están pensando en su reelección el año próximo. Lo que los presionaría es que realmente el gobierno logre demostrar que esas reformas efectivamente tienen el apoyo de la mayoría de la población, lo que no ha logrado hacer hasta ahora”, aseguró Basset a The Associated Press.
El Congreso decidió sobre el futuro de la reforma laboral en medio de la presión en las calles a favor de ella. Parte del debate fue transmitido en pantallas gigantes frente al Congreso, donde fue restringido el acceso por seguridad.
“Cuando ese Senado no corresponde a las inquietudes del pueblo, el pueblo tiene que manifestarse”, reclamó Ricardo Álvarez, un ciudadano que se unió a las manifestaciones mientras sostenía un cartel con el “Sí” a las reformas.
La reforma laboral aboga por aumentar la estabilidad de los trabajadores al darle prioridad a la contratación a término indefinido, así como modificar las jornadas de trabajo para reducir el turno diurno y aumentar el recargo dominical, el cual es un incremento que se paga a los trabajadores que laboran en domingo o día festivo. Petro ha llamado “esclavistas” a los grandes empresarios que, a su juicio, no ofrecen condiciones dignas.
Alexander Torres, un trabajador independiente de Sistemas, decidió salir a marchar para exigir que se devuelvan los derechos que “les han quitado” y de los que gozaban hace dos décadas como las horas extras y los recargos dominicales.
Por otro lado, la reforma a la salud propone quitar peso a la intermediación con privados para el pago de servicios a los hospitales —como sucede en la actualidad—, lo cual, según el gobierno, disminuiría la corrupción en el sistema. También promete mayor cobertura, especialmente en las zonas rurales y vulnerables.
“En la región amazónica el problema es la dispersión geográfica, no hay acceso a una salud buena... ni respetando las creencias de los pueblos”, aseguró a la AP Yerly Ulcue, indígena nasa y coordinadora del movimiento juvenil de la amazonía.
Para Petro, la marcha dio inicio a su campaña por la consulta popular. “Así que quedan convocados, arranca la consulta popular. La movilización es permanente y creciente”, dijo ante sus partidarios.
Analistas y voceros del gobierno han señalado que con la consulta popular y las manifestaciones se adelanta la campaña electoral de 2026, cuando se llevarán a cabo las elecciones presidenciales y legislativas. Petro busca legitimar su proyecto político y hacer viable una candidatura de izquierda, mientras que sus opositores tratan de impedirlo.
El mayor reto de la consulta popular es lograr que más de 13 millones de personas voten para que su resultado sea válido. Además, Petro necesita conseguir que la mitad de los votos válidos sean para apoyar sus preguntas.
Las protestas fueron convocadas por las centrales obreras y sumaron apoyo del sindicato de maestros y los partidos de izquierda. Sin embargo, el mayor impulso fue del propio presidente, quien declaró que el martes era un “día cívico”, permitiendo a trabajadores del gobierno federal cesar sus labores para irse a la manifestación.
Sin embargo, el “día cívico” no abarcaró a los funcionarios públicos de todo el país. Las alcaldías de ciudades como Bogotá, Medellín, Cali, Bucaramanga, Cartagena, Montería y Pereira no se acogerán a él. Tampoco fue obligatorio para el sector privado.