San Petersburgo – El presidente cubano Miguel Díaz-Canel aterrizó hoy en San Petersburgo para iniciar una visita a Rusia donde asistirá a la conmemoración del 80 aniversario de la victoria sobre el nazismo.
La visita llega en un momento crítico para los cubanos, que enfrentan apagones diarios de hasta 20 horas en algunas regiones y una severa escasez de alimentos y productos básicos.
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Según datos del sistema eléctrico cubano, ayer mismo el país registró un déficit de 1,400 megavatios, con casi 1,000 MW fuera de servicio simplemente por falta de combustible.
Este es solo el último episodio de una crisis que ha provocado tres apagones generales en menos de dos meses.
Para el cubano común, la visita de Díaz-Canel ofrece pocas expectativas concretas. A pesar de los anuncios de cooperación y los acuerdos firmados con Rusia en años recientes, los resultados para la población han sido mínimos.
El envío ruso prometido de 80,000 toneladas de diésel y equipos por 62 millones de dólares en 2023 apenas ha aliviado la situación.
Más revelador aún: según el investigador Jorge Piñón, del Instituto de Energía de la Universidad de Texas, “los rusos habían prometido enviar petróleo, pero no hemos detectado ni una embarcación rumbo a Cuba” mientras los envíos venezolanos se han reducido a la mitad.
La realidad es que Cuba ha tenido que recurrir a México, que envió 7.4 millones de barriles de petróleo entre 2023 e inicios de 2024, para evitar un colapso total del sistema eléctrico.
La economía cubana, que se contrajo un 1.9% en 2023, sigue en caída libre. Aunque el gobierno proyecta un crecimiento del 1% para 2025, los expertos de la CEPAL pronostican que seguirá en números rojos con un -0.1%.
Para reactivar totalmente el sistema eléctrico cubano, los expertos calculan que se necesitarían 10,000 millones de dólares, una cifra que parece inalcanzable en el contexto actual de una isla que produce apenas 40,000 barriles diarios de petróleo, muy por debajo de sus necesidades.
Mientras el presidente se reúne con Putin en la Plaza Roja, millones de cubanos seguirán buscando formas de cocinar sin electricidad, conservar alimentos sin refrigeración y sobrevivir a otra noche en la oscuridad.